Luego de estar parapetados durante siete horas en una vivienda del sector Los Tres Ojos junto a dos mujeres y dos niños, se entregaron al fiscal de la provincia Santo Domingo y a la Policía, cinco hombres perseguidos por varios asesinatos y asaltos a mano armada, vestidos de militares.
Los apresados son Teopráxides Antonio García Rodríguez, de 25 años; Junior Uribe Peña, de 25; Michael Eusebio Valerio, de 38, y Stalin Suárez Valerio, de 19.
MUCHA TENSION EN OPERATIVO
El grupo se entregó al doctor Perfecto Acosta, fiscal de la provincia Santo domingo; al general de brigada Héctor García Cuevas, director regional Este de la Policía con asiento en el sector Invivienda, y al reverendo Osvaldo Sánchez, de la escuela parroquial Paz y Bien, del ensanche Capotillo.
Antes de entregarse, el grupo entregó a las autoridades una granada fragmentaria, tres pistolas, tres teléfonos celulares, una funda con distintos tipos de drogas, cuatro gorras tipo militar con el logo de la Dirección Nacional de Control de Drogas y cuatro chalecos antibalas.
También fue ocupado un automóvil Honda Accord gris modelo 2000 y placa A503054, que usaba el grupo para cometer robos y asaltos en distintos sectores del Distrito Nacional y la provincia Santo Domingo.
Se informó que anoche el grupo cometió un asalto y que de inmediato la Policía montó un operativo mediante el cual el vehículo fue ubicado en la zona oriental de Santo Domingo.
Los agentes ubicaron el vehículo hasta que fue estacionado por sus ocupantes en la calle 26 casa número siete del reparto Los Tres Ojos, donde aguardaban Yamily Díaz, de 18 años, y una menor de edad, junto a dos niños.
Los detenidos descubrieron que la Policía los tenía rodeados, por lo que amenazaron con hacer explotar una granada fragmentaria que tenían.
Uno de los jóvenes llamó a un amigo identificado como Juan Bosch, quien llegó al lugar y los exhortó a entregarse a las autoridades sin que se produjera un enfrentamiento con la Policía.
El general García Cuevas intentó por todos los medios que se entregaran, pero ellos exigieron la presencia del reverendo Sánchez, de la escuela parroquial Paz y Bien, de Capotillo.
Al lugar se presentaron varios familiares, ente ellos madres, tías y hermanos de los cuatro hombres, quienes les pidieron que se entregaran, pero éstos amenazaban con hacer explotar la granada.
También pidieron la presencia del padre Rogelio Cruz, pero uno de los oficiales de la Policía les dijo que éste al parecer estaba en el interior.
A las 9:25 llegó el fiscal Acosta, quien subió a la segunda planta de la vivienda y les dio garantías a los perseguidos de que sus vidas serían respetadas.
No fue posible saber el nombre del propietario de la vivienda, construída en un espacio de aproximadamente 500 metros cuadrados y que está en venta.
Al lugar fueron enviados dos escuadrones del grupo élite Swat, pero fueron mantenidos en una residencia a poca distancia, sin intervenir en el caso.
Se dijo que el grupo Swat fue enviado cuando se difundió la noticia de que cinco hombres armados tenían secuestrada a una familia, lo que resultó ser incierto.
La presencia de la Policía provocó que centenares de personas se presentaran al lugar, debido a lo cual los agentes enfrentaron dificultades para trabajar.
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